Desde Baux-de-Provence a Cannes, pasando por París, la carrera de este treintañero está plagada de estrellas, alta exigencia y creatividad. Perfecto para Beaumier.

« La vida se compone de instantes, y hay que saber atraparlos. »

Desde Baux-de-Provence a Cannes, pasando por París, la carrera de este treintañero está plagada de estrellas, alta exigencia y creatividad. Perfecto para Beaumier.

« La vida se compone de instantes, y hay que saber atraparlos. »

¿Cómo llegaste a la cocina?

Un poco por casualidad. La escuela no me estimulaba, pero la cocina sí. Después de hacer varios cursos de formación lo tuve muy claro. Al terminar secundaria empecé como aprendiz. Muy pronto quise probar nuevas experiencias, moverme... Primero, las temporadas en Saint-Tropez y Courchevel; luego, las estrellas Michelin en el Oustau de Baumanière durante la época de Sylvestre Wahid; después París, en el Thoumieux, siempre junto al mismo chef; y por último, la vida en el Hôtel Martinez, con Christian Sinicropi. Estos chefs de dos estrellas me hicieron crecer. Uno, iniciándome en los buenos productos y el respeto hacia ellos; el otro, invitándome a contar bellas historias gastronómicas...

Un poco por casualidad. La escuela no me estimulaba, pero la cocina sí. Después de hacer varios cursos de formación lo tuve muy claro. Al terminar secundaria empecé como aprendiz. Muy pronto quise probar nuevas experiencias, moverme... Primero, las temporadas en Saint-Tropez y Courchevel; luego, las estrellas Michelin en el Oustau de Baumanière durante la época de Sylvestre Wahid; después París, en el Thoumieux, siempre junto al mismo chef; y por último, la vida en el Hôtel Martinez, con Christian Sinicropi. Estos chefs de dos estrellas me hicieron crecer. Uno, iniciándome en los buenos productos y el respeto hacia ellos; el otro, invitándome a contar bellas historias gastronómicas...

¿Cuáles son sus deseos en L'Alpaga?

En el hotel y sus alrededores hay todo un caldo de cultivo, un ecosistema vivo, que debe seguir inspirándonos y haciéndonos más responsables. Pienso en la naturaleza que nos rodea, los ceramistas locales, nuestro huerto, nuestra chef pastelera, Tess Evans-Mialet, el respeto por las estaciones, los pequeños productores asociados... Estar en contacto con ellos alimenta una cocina basada sobre todo en el gusto, tanto en el Bistrot de L'Alpaga como en La Table de L'Alpaga. El primero es más auténtico, en un registro clásico y reconfortante, con sus puerros a la vinagreta o el queso y las nueces de Grenoble; el segundo más personal y perfilado, con su ternera ahumada con ramas de enebro de los bosques vecinos, los zumos condimentados con bayas y los nabos glaseados con miel de flores de la montaña, o cocidos a la sal...

En el hotel y sus alrededores hay todo un caldo de cultivo, un ecosistema vivo, que debe seguir inspirándonos y haciéndonos más responsables. Pienso en la naturaleza que nos rodea, los ceramistas locales, nuestro huerto, nuestra chef pastelera, Tess Evans-Mialet, el respeto por las estaciones, los pequeños productores asociados... Estar en contacto con ellos alimenta una cocina basada sobre todo en el gusto, tanto en el Bistrot de L'Alpaga como en La Table de L'Alpaga. El primero es más auténtico, en un registro clásico y reconfortante, con sus puerros a la vinagreta o el queso y las nueces de Grenoble; el segundo más personal y perfilado, con su ternera ahumada con ramas de enebro de los bosques vecinos, los zumos condimentados con bayas y los nabos glaseados con miel de flores de la montaña, o cocidos a la sal...